Sigo "Pomodoreando". Me he mantenido fiel a programar los Pomodoros todos los días. Aunque no lo voy a negar, a veces las distracciones son más poderosas y he sucumbido a ellas. ¡La vara cuesta! A pesar de las distracciones, noté varias cosas que me llevaron a hacer cambios a los Pomodoros para que se ajustaran más a mi realidad y no a la de John Lee Dumas, que fue de quién tomé la idea de los Pomodoros 42/18 (42 minutos de trabajo, 18 de descanso). Voy a repasar algunos de los cambios más importantes en este artículo.
En algunos casos, al terminar los 18 minutos de descanso, no tenía otro Pomodoro o reunión asignada inmediatamente. Tal vez el siguiente Pomodoro era media hora después del término de los 18 minutos, lo cual convertía el descanso en uno de 48 minutos en vez de 18 (18+30=48). O tal vez la hora del almuerzo era la siguiente actividad calendarizada. Sumado a esto, noté que estaba trabajando más de los 42 minutos. En varias ocasiones llegué a los 60 minutos de trabajo non-stop. Así que tomé la decisión de alargar mis Pomodoros a 60 minutos de trabajo y 30 minutos de descanso. ¡Todo bien!
En cuanto a la cantidad de Pomodoros, el concepto original bloquea cuatro Pomodoros al día. La naturaleza de mi trabajo me permite tres Pomodoros diarios máximos. Ustedes dirán, ¿pero este vagabundo qué, solo bretea tres horas al día? ¡Y además se da 30 minutos de descanso entre cada hora de brete! ¿Dónde firmo?
En un día de trabajo puede que tenga alrededor de 3 a 4 reuniones que pueden ser entre 30 a 60 minutos de duración. Usualmente estas reuniones fueron programadas previamente en mi calendario. Por esta razón mis Pomodoros deben de programarse alrededor de estas reuniones que no puedo mover. Haga la suma. En un día full estoy en reuniones durante 4 horas, 3 horas más “Pomodoreando”, 1 hora para almorzar y 1 hora y media de descansos Pomodoro (4+3+1+1.5=9.5). Tan vago no soy, gente.
Un tip: Para que esto funcione mejor, debo programar los Pomodoros del día de mañana, hoy, antes de salir del trabajo o muy temprano en la mañana. De esta forma bloqueo el espacio alrededor de la reuniones y me evito que me claven otra reunión imprevista. Si fuera el caso que la reunión es urgente/necesaria, los descansos de media hora que aparecen liberados en mi calendario son mi buffer para aguantar cualquier ajuste.
¡Así o más O.C.D.!
En realidad, el sistema es bastante flexible. Una de las claves es programar los Pomodoros con anticipación porque me da tiempo para analizarlos. A veces en un solo Pomodoro trabajo en 3 tareas porque son tareas cortas y semejantes entre sí. Entonces las puedo agrupar en un solo bloque. A veces 3 Pomodoros se me pueden ir en una sola tarea porque es de larga duración y tiene alta prioridad. Lo más importante de todo esto es que no llego al trabajo con la cara de WHAT? y reaccionando conforme van cayendo los emails y tareas. Ya yo sé a lo que voy y el tiempo lo administro yo, no me lo administran.
¿Qué tal? ¿Muy volado el asunto? Ojo, este método no es bullet-proof y esta en constante cambio. A mi me sirve. Puede que a ustedes también pero con algunas diferencias. Pónganlo en práctica, ajústenlo en donde sea necesario y me cuentan como les fue. Si ocupan alguna ayuda, me avisan y con todo gusto hablamos.